sábado, 13 de febrero de 2010

Carnaval!

La murga tiene su origen en los barrios más "tangueros" de Buenos Aires; se ha desarrollado como una expresión artística barrial cultivada. Se considera cuna de la murga a Palermo, Almagro, el Abasto, y se suman barrios como Boedo, Villa Urquiza, Paternal, Mataderos. Es el homenaje al "Dios Momo", quien en la mitología griega personifica tras una máscara la crítica jocosa, la burla inteligente, mientras la cabeza de muñeco simboliza la locura. Recuerdan los viejos murgueros la década del ’40 llena de brillo y festejo carnavalero; contrastando con la época del 30 de una profunda crisis, y prohibiciones del gobierno militar. La murga porteña con el paso de los años va adquiere una identidad única. Son muy distintos musicalmente; los carnavales del norte del pais fuertemente influenciados por el carnaval boliviano,
O los del litoral que toman al carnaval de brasil como modelo.
Entre las décadas del ’50 y del ’60 se puede ubicar la época de gloria de la murga porteña. Los grandes letristas, cantores, bailarines y bombistas participan en esta época. Muchas de estas personas hoy en día son consideradas los maestros del género. Por estos años nacieron y se fundaron algunas de las murgas más famosas y reconocidas. Hoy, muchos años después, todavía se encuentran en actividad muchas agrupaciones de aquella época.
En la década del 70 se generan cambios positivos y nefastos que marcan una nueva historia para las murgas y el carnaval. En las murgas comienza a instalarse con mucha fuerza la participación femenina. Las mujeres se primero incorporan como bailarinas, no como murgueras. Con el paso del tiempo continua la emancipación del genero femenino en todos los aspectos de la sociedad.
La década del 70 fue muy dura socialmente. La política, el sindicato, la lucha por el poder y la violencia ganan terreno en las expresiones populares (fútbol, manifestaciones, carnaval) algunos critican haber dejado de lado lo artístico, aunque debe leerse que el arte son todos los espectros que pasan por el espejo de la realidad. Más tarde, en los años de la última dictadura, si bien algunas muy pocas murgas mantuvieron una restringida y recortada actividad en espacios cerrados, la murga y el carnaval se cerró sobre sí mismo frente a tanta prohibición, censura y represión. El silencio se había impuesto en las calles a punta de fusil que asomaban de los falcon.
Así, entrando en los ’80 son muy pocas las agrupaciones que logran sostenerse. Pasada la mitad de esta década, los directores de murga de Capital forman la 1ª Federación de murgas y comparsas de Capital Federal, Gran Buenos Aires y Gran La Plata en el Fondo Nacional de las Artes. El cambio no logra instalarse, pero comienza. La experiencia dura muy poco, pero algunos directores ya tienen una visión distinta sobre el arte murguero y sobre la necesidad de estar en contacto entre camaradas.
El ’90 es tomada como la década de la organización, la década del repaso histórico, la década de la revisión del género artístico murga porteña. Muchas de las murgas vuelven a la actividad influenciadas por las nuevas ideas, el debate por los beneficios y la posibilidad de volver a ser parte de la fiesta popular.
Una marcha que es convocada por mujeres provenientes de los talleres del Rojas para pedir por el feriado de carnaval pone de manifiesto el cambio y la postura más importante de la historia murguera. Son declarados en 1997 Patrimonio Cultural de la Ciudad de Buenos Aires, por ordenanza 52039.
A principios del 2000 se incrementa enormemente el movimiento murguero. Mas allá de las plazas la murga copa; escuelas, centros culturales y teatros. Comienza a darse también la consolidación del movimiento murguero uniendo lazos entre los distintos espacios.
Actualmente; las politicas del avasallamiento de la cultura popular por parte de Macri (el hijo de Franco) quien recorta el presupuesto de los carnavales. En contra de la ley que se establecio en 1997 el recorte fue de mas de la mitad del presupuesto, poniendo en peligro la continuidad de los carnavales; Más de 100 murgas, 15.000 artistas populares, 40 corsos barriales, un espectáculo gratuito que los últimos años convocó a más de 1 millón de personas en cada febrero. A raíz de esto se realizaron una serie de manifestaciones que hasta hoy, no han terminado de resolver el conflicto por los permanentes bicicleteos que se obtienen por parte de la gestión PRO
(Privatización y Represión Oligárquica) Esta lucha no sólo abarca la recuperación del aspecto histórico, artístico y festivo del carnaval sino que llevó implícita también, como una de las marcas que la distinguieron, la creación de fuertes redes de contención social que salieron a enfrentar la fractura social generada por el neoliberalismo. Desde entonces, el carnaval y las murgas porteñas se han transformado en un polo de identidad social e intercambio de experiencias organizativas para amplios sectores de la ciudad que ahora el macrismo quiere destruir como otro de sus ataques a la cultura, la educación y la salud.
El 6 de diciembre se realizo la 13marcha carnavalera para pedir que se retomen los feriados de carnaval eliminados por la dictadura, además de reclamar por muchas otras mas carencias o represiones del sistema nos somete.(codigo contravencional, falta de agua potable en los barrios)
Pese a todo lo negativo, las murgas siguen saliendo a las calles a contagiar alegría, ganas de mover el esqueleto, y poniéndole el pecho y el bombo a la tiranía.

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